lunes, 25 de marzo de 2013

Homo precarius

Portada de Yo, precario
Robert Graves, afamado escritor británico de la pasada centuria, publicó en 1934 la novela Yo, Claudio. Perfecto conocedor de la cultura clásica, Graves narra con exquisita precisión parte de la vida del emperador romano en clave de ficción y voz en primera persona, es decir, autobiográfica. En dicha obra, el emperador, aquejado y estigmatizado por su cojera y  tartamudez, y tratado como un enfermo mental, cree que su familia y su entorno lo quieren asesinar. Un entorno que se retroalimentaba de intrigas y envidias acabando en conspiraciones cuando no en asesinatos.


Javier López Menacho, escritor jerezano de la presente centuria, publica casi ochenta años después Yo precario, libro editado por Libros del Lince. Perfecto conocedor de la cultura minijob, narra con refinada exactitud parte de su vida desde su iniciación a la precariedad, pasando por la sobreexplotación hasta su plena integración en el mercado laboral como precario a jornada completa. En dicha obra autobiográfica, como ya han podido comprobar, el precario, perjudicado y estigmatizado por su inteligencia, su ojo clínico y poniendo cuanto está de su parte y más, es tratado como un paria social. Cree que su entorno lo quiere liquidar. Un entorno que se retroalimenta de alimañas políticas y depredadores empresariales donde la barbarie y el hijoputismo triunfan como Atila triunfó desde Mongolia hasta la mismísima orilla del río Po.



Javier López Menacho. Foto cedida por Ana Portnoy
Probablemente nos encontremos en un ciclo más allá de lo social. Quizás de lo humano. Es posible que estemos en un punto de inflexión hacia un nuevo estado en la evolución humana. Hablamos del nuevo género de los homínidos: el homo precarius. Y de cuya existencia Javier López Menacho nos deja constancia en Yo, precario, una serie de crónicas autobiográficas que contienen elementos de novela testimonio como el ejercicio de la intrahistoria de la actual crisis narrando sus propias vivencias de contrato basura en contrato basura. También tiene elementos arriesgados, ya que los innumerables episodios que explica, tan difíciles de creer como verdaderos, los convierte en verosímiles a través de un cuidado lenguaje y la sutil y dosificada ironía con que nos va retratando un paisaje cada vez más habitual: el de la precariedad más allá de lo laboral, como signo de identidad de una generación abocada a la inestabilidad laboral, a la ausencia de derechos, a la servidumbre como norma no escrita y a la alienación más absoluta.


No sabemos si López Menacho esconde tras sus crónicas, la voz de un indignado; o de un acampado del 15M; o es la contrareencarnación de un yayoflauta. Pero lo que sí sabemos es que estas crónicas, basadas en la publicación periódica de sus vivencias en su blog El espacio relatado, hace apenas año y medio, son una manera de crear movimiento en red. Un proceso que le ha llevado desde unas simples confesiones en internet a la publicación de un libro con todo el trasfondo - repito - de la intrahistoria explicada de forma detallada.
Blog de Javier: El espacio relatado


Este proceso por el que ha viajado el autor, sería merecedor de un estudio sociológico y literario. Cada vez más autores se incorporan del banco del confesionario ante el que se encuentran arrodillados explicando sus duras vivencias en la red y viajan hacia el asiento del escritor que presenta libros en los medios de comunicación y librerías. Y éste ha sido el caso. López Menacho ya ha sido entrevistado y mencionado en diferentes y destacados medios de comunicación de primera línea como la Cadena Ser, COPE, RTVE o El País. Sin duda alguna, todo ello obedece a una de las nuevas tendencias del mundo editorial: del blog a la edición.


Sus crónicas equivalen a la suma de varias caceroladas de protesta, son, en el fondo, un jarro de agua fría,  muy fría que debe hacernos reaccionar. Son, en definitiva, una llamada a la agitación de unas conciencias que de tan esquilmadas, sólo cabe una profunda reflexión sobre qué demonios hemos dejado de hacer para que hayan secuestrado nuestras libertades individuales de forma tan sibilina. Y haciendo parecer que la violencia con que nos castigan sea del todo legal.


López Menacho ha conseguido transformar su experiencia en un material literario de alta calidad, entretenido y honesto. Y además, de forma elegante, en contraposición a la bajeza moral con que nos gobiernan en este nuevo orden mundial sin botón de retorno.

Buen trabajo.