La cuenta atrás
Como cada mañana me entregué a la lectura de la prensa. Y como era habitual, empecé por la última página. Contraportada, televisión, espectáculos, deportes, sociedad, servicios...y allí aparecí. No fueron numerosas las esquelas y obituarios publicados en prensa aquel día, lo cual me permitió localizar con facilidad mi nombre, mis apellidos, la fecha de deceso y un escrito respetuoso y sobrio pero no carente de contenida emotividad. Fallecí con cincuenta y seis años y por tanto tenía, a partir de entonces, toda una muerte por delante.
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Water clock on Southwold Pier An interesting horological feature |
Me moría de ganas por volver a las aulas, evocar el olor a plumier nuevo
y a goma de borrar, por ver de nuevo a los compañeros de clase y
ensuciar la bata recién estrenada y sobre todo oír al padre Félix
gritarme mientras me golpeaba con la regla:
- ¡Siempre para atrás como los cangrejos López, siempre para atrás!
Cuánta razón tenía. Así que decidí iniciar la cuenta atrás para agradecérselo personalmente
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