miércoles, 15 de mayo de 2013

15M: una revolución líquida (I)


Hace hoy exactamente dos años, un 15 de mayo de 2011, muchas conciencias llenas de rabia e indignación llenaron las ágoras públicas a lo largo de toda la geografía española. Cayeron en la cuenta de que un sistema de gobierno - llamado democrático -  agonizaba, marchito, por la poca altura humana de sus gestores y responsables políticos y económicos.



Un sistema de gobierno, no lo olvidemos, abandonado a su suerte, por gran parte de una ciudadanía abonándose a la pasividad y dejando de participar de forma consciente en la construcción de una sociedad civil. Carne de cañón de una falsa creencia: la de España va bien. La de caer en brazos de Morfeo sin pensar en las consecuencias. Esperando a ser condecorados por el bienestar social sin conocer el precio de las medallas. Aceptando quimeras imposibles de alcanzar sin realizar el más mínimo ejercicio de autoconciencia o autocrítica. Acatando la práctica coercitiva de las leyes salvajes financieras y obedeciendo a todo lo que nos dicen. Sin discernir que para ser digno de la justicia y convivir en un estado de derecho, media un ejercicio de obligaciones, entre ellas la de pedir la rendición de cuentas con tus representantes políticos y sociales.

El hundimiento

Portada del libro Yo, precario
El resultado: tras el ataque de una lluvia torrencial de corrupción y especulación, la sociedad española se ha convertido en un muñeco roto en manos de un monstruo que dirige las más hostiles e inmorales prácticas económicas y políticas. Y el monstruo ha permanecido impasible desde el búnker que le construyó la CIA, la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial durante la Transición a la democracia. Aquella joven promesa surgida de la cantera de la lucha antifranquista, que empatizaba con las diferentes sensibilidades identitarias y que se dispuso a beber de las fuentes de la modernización, delegó el gobierno de la sociedad a los amiguetes del dinero fácil.


Este muñeco roto es el símbolo y la representación del hundimiento de una sociedad en un lago de arenas movedizas que traga y engulle a familias enteras, sin posibilidad de salir de él. Donde lo poco que queda de competitividad en el mercado laboral queda absorbido por auténticos ejércitos de precarios que aceptan salarios míseros de trabajos que requieren alta cualificación técnica. Dicho proceso se ha acelerado por las posteriores e incomprensibles políticas de recortes y ajustes y las amenazas de tener que trabajar más horas por menos y con menos derechos.

El papel de la familia…

Portada del cómic Iaioflautas
Sólo gracias a una tradición y cultura de ayuda familiar, típica de las sociedades mediterráneas, se ha conseguido amortiguar la sangría de familias abocadas a la miseria más absoluta; gracias a un fenómeno que no está siendo suficientemente estudiado ni valorado: el de la solidaridad entre los miembros de la familia. El de las abuelas que ejercen de guarderías públicas que no existen. El de los abuelos que con su pensión ayudan a sus hijos, cuyas familias tienen a todos sus miembros en el paro. El de los padres que vuelven a acoger a sus hijos –ya adultos-sin posibilidad de futuro y sin recursos. El de las ayudas de los hermanos, cuñados y amigos que, aterrados observan cómo la frontera entre una vida normal y la exclusión social es muy fina. Todos ellos tratan de evitar que sus seres allegados caigan en un pozo del cual es más difícil salir que de un pasillo del Ikea.

y el papel de las asociaciones

Cabe destacar también el llamado Tercer Sector, el del tejido asociativo de todos los ámbitos, tanto sanitario, religioso, cultural o social creando redes de solidaridad y de apoyo. Los comedores sociales y los bancos de alimentos son un claro ejemplo de ello.En caso de no haber existido estos dos factores, subsidiariedad familiar y tejido asociativo, el resultado del desastre habría sido muchísimo mayor e insostenible por parte de la sociedad.

¿Dónde está el líder?

Y quién trata de liderar y arreglar este desaguisado? Tenemos a un presidente del gobierno y a un ejecutivo ejerciendo de cirujanos de hierro que con todo su sadismo e inhumanidad aplican absurdas y torpes políticas que están destrozando, si cabe más, el tejido político, económico y social del país. Al menos sería de esperar que entendieran que tras el ciudadano existe un sujeto con sus sentimientos, sus ilusiones destrozadas, sus frustraciones, sus miedos, su impotencia y una inquietante incerteza del futuro que les depara a sus hijos. Pero por lo que se desprende de la inexistente proyección pública de este supuesto líder no se detecta la más absoluta empatía o capacidad de encajar, comprender y entender el sufrimiento de las personas. Y tampoco parecen entenderlo. En el bosque del sufrimiento sólo se avista un entramado de eufemismos que tratan de disfrazar una realidad cada vez más difícil de digerir y el jefe del Ejecutivo y sus provincianos ministros se limitan a dar explicaciones con datos y cifras fríamente cuando no a expurgarse las culpas escudándose en haber recibido una herencia envenenada.

El rodillo alemán

Libro del filósofo Zygmun Bauman
Tampoco existe la más mínima capacidad de plantear la indignación ciudadana como un indicador de que la olla exprés está al máximo de su capacidad y que cabría quizás orientar muchas de las políticas hacia el diálogo y la negociación. Pues no. Sólo existe el rodillo ideológico decimonónico, siempre presente en la historia de España. Y no sólo eso, sino que se incrementan las manifestaciones públicas de políticos carentes de toda sensibilidad, que armados con toda su crueldad pervierten el lenguaje y pretenden hacernos tragar mentiras imposibles de creer. Mentiras más conocidas como daños colaterales. La más inaceptable de todas: querer hacernos creer que los recortes en sanidad no están afectando a la salud del paciente ni a la calidad del sistema. O aquella que dice que los recortes en educación en realidad no esconden una pretensión: debilitar el sistema de educación pública a favor de una educación no laica y privada.





Pervirtiendo el lenguaje
Cartel de la Plataforma Afectados por la Hipoteca


Cabría además destacar los intentos de criminalización de las iniciativas ciudadanas ante tamaño despropósito con burdas descalificaciones tales como llamar terrorismo callejero las travesuras de los yayoflautas, los escraches o la paralización de desahucios por impagos de hipotecas. Por un lado, el núcleo duro de los políticos del Partido Popular, sus fieles seguidores y sus votantes ejercen el rol más parecido al de ciegos fanáticos de una secta milenarista y no dudan en definir una política violenta y criminal como es el recorte en sanidad y educación con un eufemismo: ajustes. Por el otro lado,no dudan en calificar de terrorista a la simple y lógica desesperación de grupos de ciudadanos con un pie en la pobreza y el otro en la cola de un comedor social.

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