jueves, 15 de agosto de 2013

Crónicas solares 2013 (II)


El guardián entre el cemento


Extrarradio de Barcelona, 28 de julio de 1983

Señor ministro:

Me llamo Santi, tengo nueve años y vivo al lado del río Llobregat y le escribo para pedirle un favor. Estoy en la habitación de mi hermano mayor sin que él lo sepa. Nunca me deja entrar, pero siempre he tenido curiosidad por saber qué libros tiene porque me gusta mucho leer y hoy estoy solo en casa. Su habitación está llena de pósters con gente con los pelos de punta y chapas de longaniza en la chaqueta; además tiene una bandera gigante de un señor con barba que pone Che. Siempre dice que está en contra del sistema. No sé a qué sistema se refiere, supongo que lo estudiaré en quinto porque yo ya me sé el sistema solar.
Bueno, no estoy solo. Mi padre está durmiendo. Mi madre se ha ido a limpiar la casa de unos señores que viven en un pueblo que se llama Pedralbes. No sé exactamente qué hace, pero va cada día muy temprano en un autobús lleno de señoras que van al mismo sitio. Yo creo que si va cada día es porque deben ser unas personas muy guarras que dejan todo en medio y ensucian sin parar; más o menos como mi calle, sólo que donde vivo no hay barrendero y siempre está igual de sucia.



Como iba diciendo, estoy en la habitación de mi hermano al cual veo muy poco. De vez en cuando se discute con mi madre, se enfadan mucho, mi madre dice algo de unas joyas, llora y mi hermano le chilla, da un portazo y se va. Como hoy. Vuelve al cabo de mucho tiempo un poco sucio, con el mismo chándal con que se fue y con unos morados en los brazos y con muchas ojeras, como si no hubiera dormido. Y también está muy delgado, yo creo que es porque no le quieren vender comida y eso es injusto.



Y mi padre sigue durmiendo. Es del Betis y del Partido Comunista, igual que el abuelo que estuvo en la cárcel. No sé si porque era del Betis o porque era seguidor de un señor que sale en las noticias que se llama Santiago Carrillo. Me ha dicho mi madre que papá está en el paro y que como tiene mucho tiempo libre se va al bar con los amigos. Me imagino que se lo debe pasar bien después del disgusto de quedarse sin trabajo, porque se pasa muchas horas allí. Desayuna un poco, luego se bebe un poco de una botella que tiene un mono en la etiqueta, se va al bar, viene a comer lo que deja mi madre preparado, se vuelve a ir al bar y ya no viene hasta la noche, cuando estoy durmiendo. Menos mal, porque así no se discute con mi hermano porque los dos tienen una voz muy fuerte. Hoy se ha quedado en casa porque no tiene dinero y mi madre no cobra hasta mañana y he oído que le pedía que me vigilara pero no lo necesito porque yo sé cuidarme.


El caso es que este año no puedo ir de vacaciones al pueblo, que está en el sur, porque mis padres no tienen dinero para reparar el Renault 6. El marcador pone 160 pero el coche sólo llega a 50. Mi padre se lo compró a un señor por cincuenta mil pesetas. Mi madre dice que le vendieron una moto, pero yo sigo viendo cuatro ruedas y no creo que existan motos de cuatro ruedas, en eso se equivoca; pero no se lo quiero decir para no disgustarla, porque mi madre me quiere mucho y siempre me ayuda en los deberes cada día.


Y como me toca quedarme aquí al lado del río, donde sólo hay edificios grises y todos iguales y hace mucho calor, pues me aburro. Y me aburro porque todos mis amigos del barrio se han ido al pueblo o a la torre. No sé a qué torres se refieren porque yo fui con mi amigo Carlos, a su urbanización y sólo vi casas bajas de ladrillo y todas tenían huerto, no vi ningún castillo ni ninguna torre.


Además, mi madre no me dejar bajar a la calle porque dice que es peligroso jugar en el descampado, que hay jeringuillas y que me puedo hacer daño. Pero no sé si eso es verdad porque con la jeringuilla también me pincha el médico y no pasa nada. Total, que entre que hace mucho calor, que no puedo bajar a la calle y no puedo ir al pueblo me aburro mucho. Bueno, en realidad, tengo una bici pero tiene la cadena rota.



Es por eso que quiero pedirle un favor: si me puede conseguir una cadena nueva, así al menos podré pedalear en el rellano de la escalera, que es el único sitio donde me deja ir mi madre. He pensado que usted como es importante y hace pocos meses le oí en la tele que iba a mejorar las carreteras y crear muchos puestos de trabajo, pues a lo mejor me puede ayudar. Si no le puede dar trabajo a mi padre, al menos piense usted en la cadena, que cuesta menos.


Mientras tanto, estaré un rato más en la habitación de mi hermano viendo sus libros para saber más y leer a escondidas. Mi madre me dice que nunca deje de estudiar para hacerme un hombre de provecho. Para que vea que no le miento tengo un libro en mis manos de Manuel Vázquez Montalbán, que habla de donde vinieron mis padres y dice: Eso debe ser el sur. Un lugar del que no se quiera regresar.


No me extraña, con lo aburrido que es esto, es normal que no se quiera regresar. El agua del botijo de mi abuelo está fresquita y es gratis y allí en el sur me lo paso muy bien.


Muchas gracias.
Santi

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