Perdone señora ministra que no me levante. Hoy, 12 de octubre día de la patria, de la Hispanidad, del desfile militar de las fuerzas armadas más democráticas, solidarias y portadoras de la paz y ayuda humanitaria que nunca haya existido, me quedo en la cama igual.
Cierto es que actualmente la ciudadanía dispone de los engarces estructurales, políticos y sociales con los que tiene garantizado un sistema de defensa del Estado español profesional, moderno, apartado de los órganos de decisión política y quedando sometido al poder civil. En el proceso de la Transición a la democracia española eran considerados normales los exabruptos y declaraciones de militares de alto rango, cuando no la intervención directa en asuntos políticos o los intentos de golpes de estado. Pero a éste sector de militares del ala más dura, rancia y conservadora le faltó un programa entonces y le sobró una perspectiva miope de la adecuación social que necesitaba el país acorde a las líneas económicas dictadas por la Comunidad Europea. Poco a poco fueron asumiendo el papel que le correspondía en un Estado moderno y democrático.
Así pues, hoy día, cualquier declaración de militares, de corte político o que recuerde el artículo 8 de la Constitución “…las Fuerzas Armadas…tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial…” supone ipso facto un toque de atención al militar, cuando no un arresto, o hasta la destitución del cargo que ostenta (ver artículo de 2006 en NYTimes). Cabe añadir que este tipo de declaraciones siempre vienen seguidas por el leitmotiv de la Corona en los medios de comunicación apelando a la concordia, el consenso y la profunda satisfacción.
Pero detrás de esa presunta democratización, modernización y pluralidad de un ejército que acoge soldados de distinto sexo, raza o religión y de haber tuneado hábilmente la imagen que transmiten las Fuerzas Armadas a ojos de la ciudadanía, como defensores de la paz en misiones internacionales, nunca los poseedores de un arma como instrumento de pacificación y de control pueden ser tomados como los agentes que nos van a proporcionar seguridad como ciudadanos. Y menos, cuando un Estado que se dice democrático se permite hipócritamente celebrar una fiesta de la Hispanidad, mostrando los sables y lascivas armas en forma de tanques, fusiles y cazas aéreos, recordando la conquista de América como un momento de encuentro de dos culturas en vez del genocidio cultural y religioso que fue y otorgando protagonismo al izamiento de una bandera - la española - tan conflictiva y simbólicamente humillante para una parte no menos importante de la población.
Y además de todo esto:
- Todavía existen indicadores de antiguos problemas latentes en las Fuerzas Armadas pero que no son estratégicamente publicados por los mass media. ¿Ejemplos? Todavía persisten tendencias nostálgicas del franquismo o bien, machismo por el que la mujer militar ha abandonado la carrera militar debido a dificultades en la conciliación (demostrable según estudio estadístico del Observatorio de la Mujer en las FAS.
- Instrumentalización del concepto identidad-bandera-patria como fenómeno que se está extendiendo en los medios de comunicación y en los ámbitos políticos y social. La ciudadanía no es impermeable a esta manipulación informativa y en cualquier noticia de carácter estatal existe una excesiva utilización del concepto “español” de manera insistente, reiterativa e intrascendente para el objetivo de la noticia en sí.
- El pasado 8 de junio el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio publicó un informe donde se refleja la cifra de venta de armas de fabricación española por valor de 1.346 millones de euros, un 44% más que el ejercicio de 2008. Parte de esta venta se realizó a países donde no existe un régimen democrático o países como Israel que precisan de armas para seguir machacando al pueblo palestino.
- Del anterior punto se deduce que el gobierno -socialista y obrero según sus siglas- ha permitido un aumento de la inversión de innovación y tecnología en armas y, según los presupuestos generales presentados hace breves días, lo ha reducido en el ámbito ciencia y tecnología no armamentística. Uno de los Ministerios menos o nada afectados por la reducción de presupuesto general para 2011 ha sido el de Defensa.
Y nosotros, ciudadanos, tan democráticos, tan cívicos ¿seguimos permitiendo esto?
Así pues, perdone señora ministra que no me levante durante el día de hoy, me quedo en la cama igual, aunque es posible que valore la posibilidad de dejar el lecho por unos segundos para vomitar la intoxicación que recibo a través de los medios en forma de inputs ponzoñosos sobre la patria, la bandera y la cutre y casposa españolidad que nos quieren inocular.