Miquel, 15 años en la calle
Hace
veinticuatro años, Miquel Fuster, barcelonés nacido en 1944, dibujante
de cómics, primero en la editorial Bruguera, luego en la agencia
Selecciones Ilustradas, pasó de ser un artista - que
vivía de su trabajo - a la indigencia, sin más compañía que unos cartones
inanimados de vino barato y la mirada hipócrita y falsamente
compasiva de una sociedad enferma. De la misma forma que el azúcar se disuelve en
el café o las acciones bursátiles suben o bajan sin motivo aparente
ninguno. De tener un sueldo y un techo y una familia un día a no tener
nada al siguiente. Igual que Gregorio Samsa en La metamorfosis se
acuesta humano y se despierta insecto. ¿Por qué?
No
existen respuestas. Existen hechos y éstos demuestran que
cualquier persona, repito, cualquiera, puede pasar de una vida acomodada
a la exclusión social en el momento menos pensado y de la forma más
rápida que uno se pueda imaginar. El ejemplo, es la situación que hoy
día viven miles de ciudadanos con sus hipotecas impagadas, los
desahucios, el estrangulamiento a pequeños empresarios o los despidos en
masa de trabajadores. El tsunami crsis se está llevando por delante
los engarces económicos y sociales del Estado del bienestar que tantos
años ha costado construir.
La
historia de Miquel Fuster se explica de forma muy cruda en diferentes
entrevistas concedidas a diversos medios. Como ejemplo la concedida a la
Universitat de Barcelona el pasado noviembre de 2011, donde explica
detalladamente su historia, desde su descenso al averno del alcohol, los
cajeros automáticos, su huída de la ciudad, el frío, el hambre, el
dolor, luego el entumecimiento emocional y finalmente la desconexión.
Hasta que Fundació Arrels y una trabajadora social en 2003 lograron
ayudarle, dándose las circunstancias para su reinserción social. Mejor
dicho, obraron el milagro de devolver a la vida a Miquel, a poder
ofrecer a la sociedad su sensibilidad artística, a poder hacer lo que
muchos - la mayoría - no pueden decir; dedicarse a lo que más le gusta:
dibujar.
Desde
entonces vive conectado a su profesión, ha publicado tres cómics sobre
sus vivencias, titulado Miquel, 15 años en la calle, el último se
presentó en la pasada 30a edición del Salón del Cómic celebrada en
Barcelona. Además publica sus dibujos y reflexiones en un blog, colabora con el diario 20 minutos y ofrece
charlas en la Universidad para enseñar la otra Universidad, la verdadera, que es
la calle. En lo que se hace llamar la Sociedad del Conocimiento, existe
un saber que vive al margen, sin identificar, excluido del conocimiento
oficial: el que detenta la marginalidad.
Y
disculpen esta interrupción; este relato que nadie quiere oír, ver o
leer. Sigamos con las noticias de cada mañana y lo que acontece Ahora
es más importante ayudar a otros indigentes con los bolsillos llenos de
dinero pero faltos de humanidad, moral y compasión. Sigamos pues,
nuestro camino anestesiado por el bel canto de la sirena Democracia,
cedamos servilmente ante el miedo que nos inoculan hasta el tuétano de
nuestra razón. Sí, nos quieren en la calle para ser indigentes.
(imágenes extraídas del propio blog del autor con su expresa autorización, 14 de mayo de 2012)
distopías, periferias, memorias históricas, suburbios, microrrelatos, historias putas, cloacas culturales, sociales y políticas, rebeliones, arrabales, extramuros, transiciones, márgenes mentales
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martes, 15 de mayo de 2012
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